¡Oh Capitán!,¡mi Capitán!

Es inevitable. Cada vez que aparece el 5 en el terreno de juego me viene a la mente uno de los mejores poemas de Walt Whitman: "¡Oh Capitán!, ¡mi capitán!" . Y es que sólo puede ser él, el gran Puyol, el nostre capità que nos haga recitar este poema con una fuerza directamente proporcional a las ganas de que tenemos de que se quede eternamente en el Barça. 

Los capitanes están para solucionar los problemas cuando todo va mal, y él nunca falla. No me cansaré nunca de disfrutar sus Puyolazos, esos que te vuelan el sombrero y provocan que aumente tu frecuencia cardíaca. 

Desde su besada al brazalete en el 2-6 de ese gran dos de mayo de 2009, el 2-1 que puso el año pasado contra el Valencia, o sus cañonazos coperos contra el Real Madrid -en cuartos- y el Valencia - en semifinales-,  hasta su presencia en el lugar adecuado, en el momento adecuado para poder empatar un partido en el estadio de la Romareda (quizás tendrían que cambiarle el nombre), nos ha hecho saber con creces lo que es y significa ser capitán. El de hace tres años, el de hace un año, o los de esta temporada, todos sus goles, deseados y gritados, han sido uno de los tantos motivos que nos da este equipo para seguir confiando en ellos pero es que el de ayer contra el Real Zaragoza supo a Liga, a que no se rendirán y que darán guerra hasta el último suspiro, hasta el último segundo de la temporada. 

No sólo son sus goles (son pocos pero no menos importantes) los causantes de su ansiada eterna capitanía, también la lucha y fuerza con las que vive cada partido, las que lleva al equipo a darlo todo y a no bajar los brazos. Yo sólo, desde la distancia, puedo agradecerle la persona que es, cómo ama al Barça y la forma en que demuestra sus sentimientos en el campo partido tras partido. 

Gracias Puyol, por hacernos ver que si a la vida se le ponen ganas y esfuerzo todo es más fácil. El Capitán de Whitman pudo haber concluido su viaje pero a ti, camarada, te quedan muchos por delante.

LARGA VIDA AL CAPITÁN, LARGA VIDA A CARLES PUYOL.